El 29 de agosto de 1916 Naufraga frente a la ciudad de Santo Domingo el acorazado de la armada norteamericana, "Memphis", muriendo 30 de sus tripulantes.
Aproximadamente a las dos de la tarde de ese día el mar comenzó a dar síntomas anormales levantando oleadas que a medida que transcurrían las horas, se presentaban más y más furiosas.
Algunos dominicanos, entre los que se encontraban Emeterio Sánchez, Prosper Marchena, Manuel María Dubreil (Lico) y otros tantos valientes, se lanzaron a las aguas y trataron de salvar algunos de los marines.
Este salvamento comenzó a las cinco de la tarde y terminó a las ocho y media de la noche a la luz de reflectores y grandes fogatas en tierra, siendo el capitán Beach el último en abandonar el buque.
El acontecimiento excepcional y trágico puso de manifiesto la nobleza y magnanimidad de un pueblo que, no obstante haber sido vejado y maltratado, poseído de un sentimiento de piedad, supo ponerse por encima de sus justificados rencores, para tender generosamente la mano al interventor.
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