
Cualquier objeto puede convertirse en un ámbito idóneo
para el desarrollo de bacterias peligrosas para nuestra salud. Los suelos, las
alfombras, los muebles, los pomos de las puertas, el teléfono y hasta el mando
del televisor pueden ser refugio de virus o bacterias. Por ello, es necesario
prestar atención a la higiene de todo el hogar, aunque hay dos zonas que exigen
un mayor esfuerzo a la hora de la limpieza: la cocina y el cuarto de baño.
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