
Ciertamente la creación de las
estrofas de este canto heroico exigía determinadas virtudes de su creador. Se
necesitaba una vena épica, un patriotismo auténtico, una visión elevada, y una
perseverante disposición para pulir y repulir la obra hasta su perfección. Y
Prud’Homme, poeta, maestro y abogado puertoplateño, poseía esos atributos.
Este himno se interpretó por primera vez el 17 de agosto de 1883, en la ciudad de Santo Domingo. La
segunda ciudad donde pudieron escucharse las notas musicales del himno nacional
dominicano fue Azua.
La música tuvo un éxito instantáneo, de tal forma que cuando los
restos del libertador de la República Dominicana, Juan Pablo
Duarte, fueron traídos desde Venezuela en 1884, se escogió la música
compuesta por el maestro Reyes.
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