miércoles, 11 de marzo de 2015

LA CULTURA: MARCA O SELLO DISTINTIVO DE UN PUEBLO.

Por Solanny Almanzar

En el devenir de los pueblos, la cultura, es un proceso de transformación social. Es una manifestación intrínseca a los pueblos que se expresa desde tiempos inmemoriales. Representa la manifestación que identifica una sociedad y su correspondiente comunicación entre el hombre y su entorno.

La cultura de cada pueblo es como la etiqueta o marca de un producto, que para poder comercializarse has de reunir una serie de estándares de calidad y  una buena campaña publicitaria.

                                                                                                                                          
La provincia Monseñor Nouel, premiada por nuestra madre naturaleza, con 14  ríos, montañas, tierra fértil y un extraordinario recurso humano como plataforma social, el cual está sobredotado de creatividad, lo cual, nos garantizan los estándares de calidad que necesitamos para mantener nuestra marca provincia. Por lo tanto, en manos nuestra esta la elaboración de un buen producto y  las buenas estrategias de publicidad.

Respecto a la cultura, la situación que se está dando en nuestro municipio de Bonao es preocupante. Pero, resulta, que tenemos la materia prima para elaborar un buen producto. Sin embargo, según las manifestaciones que se expresan en el entorno, el producto cultura, tales como Carnaval y Fiestas Patronales, y otras expresiones, no están saliendo al mercado con esplendor. De lo cual se desprende,  que necesitamos y debemos tener mucho cuidado, ya que  la cultura está llamada a crear la base de la formación cultural y el desarrollo de nuestro pueblo, ya que las manifestaciones culturales originales, bien montadas y representadas por verdaderos protagonistas del arte, resulta ser, además de un sello autentico, una vía de atracción de turistas. Pero, lamentable se notan rasgos de decadencia que días tras días los acontecimientos de exhibición culturales, llamado a florecer como faro brillante las tradiciones de nuestro pueblo de Bonao, van en decadencia, años tras años hemos visto la falta de interés  en la motivación de nuestra cultura, tanto de autoridades, lo cual ha generado falta de interés en actores y la sociedad en general.

Ahora más que nunca se hace necesario que todos reflexionemos y nos revisemos. Según mi propio enfoque, se hace necesario que figuras como: José Montero, José Lino Martínez, Piro Espinal, Reynaldo Sánchez, Claritza Jiménez, Celeste García, Frank Mercado, Antonio Vásquez, Francis Guerra, Jaimito, Manolo de la Rosa, Frank Guerra,  julio Valentín, Carlos Vanderpool, Wilfredo Deschamps, entre otros nuevos actores que han tomado principalía, solo por mencionar algunos  de los tantos  culturologos que tenemos en este pueblo, intervengan en la elaboración de ese producto que se llama arte y cultura. Actualmente, tanto las fiestas patronales como el carnaval están en vía de extinción, por lo que se hace necesario tomar las medidas de lugar para evitar la desaparición.

Tuve en mis manos algunos brochoures de fiestas patronales y de carnaval anteriores, así como también, me detuve a recordar cómo se realizaban estas actividades. Era una fiesta que conectaba al pueblo con ese orgullo de marca pueblo. Además, en los tiempos en que estas se celebraban, las adornaba toda una programación de actividades culturales y de reforzamientos que cubrían todo ese espacio de tiempo en conexidad con los verdaderos valores; tales como: Charlas, Talleres de caretas, juegos populares, exposiciones de fotografía relativa al corazón del pueblo, etc.

Con franqueza, si el carnaval, las fiestas patronales y las manifestaciones culturales, no se le liberan y se deja que el pueblo sea su propio manejador y protagonistas, es posible, como está sucediendo, que se monten espectáculos pálidos, deslucidos y de mala calidad. 

Esto porque, si bien es ciertos que se están desarrollando actividades en este sentido, no están reuniendo ni atrayendo, ni turistas, ni público local, pero, mucho menos grandes sorpresas de creatividad popular. Es decir, a nuestro juicio, con la condición de mercenario que en los últimos años se evidencia, respecto a los carnavaleros y gestores culturales, que se le quiere alquilar su voluntad para que a última hora improvisen trajes y expresiones, que de fondo, no están enalteciendo el orgullo que históricamente engalanaba a pueblo. ¡Todavía hay gran oportunidad de salvar nuestras fiestas culturales! Por lo tanto, hago una exhortación a que los verdaderos actores y gestores culturales, asuman la dirección y conducción de las mismas, porque de lo contrario, serán escenarios de corrientes políticas imponer sus ideales en detrimento de la originalidad y la verdadera y autentica manifestación cultual. 


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