En el devenir de los pueblos, la cultura, es un proceso de
transformación social. Es una manifestación intrínseca a los pueblos que se
expresa desde tiempos inmemoriales. Representa la manifestación que identifica
una sociedad y su correspondiente comunicación entre el
hombre y su entorno.
La cultura de cada pueblo es como la etiqueta o marca
de un producto, que para poder comercializarse has de reunir una serie de
estándares de calidad y una buena
campaña publicitaria.
La provincia Monseñor Nouel, premiada por
nuestra madre naturaleza, con 14 ríos,
montañas, tierra fértil y un extraordinario recurso humano como plataforma
social, el cual está sobredotado de creatividad, lo cual, nos garantizan los
estándares de calidad que necesitamos para mantener nuestra marca provincia.
Por lo tanto, en manos nuestra esta la elaboración de un buen producto y las buenas estrategias de publicidad.
Respecto a la cultura, la situación que se está
dando en nuestro municipio de Bonao es preocupante. Pero, resulta, que tenemos
la materia prima para elaborar un buen producto. Sin embargo, según las
manifestaciones que se expresan en el entorno, el producto cultura, tales como
Carnaval y Fiestas Patronales, y otras expresiones, no están saliendo al mercado
con esplendor. De lo cual se desprende,
que necesitamos y debemos tener mucho cuidado, ya que la cultura está llamada a crear la base de la
formación cultural y el desarrollo de nuestro pueblo, ya que las
manifestaciones culturales originales, bien montadas y representadas por
verdaderos protagonistas del arte, resulta ser, además de un sello autentico,
una vía de atracción de turistas. Pero, lamentable se notan rasgos de
decadencia que días tras días los acontecimientos de exhibición culturales, llamado
a florecer como faro brillante las tradiciones de nuestro pueblo de Bonao, van
en decadencia, años tras años hemos visto la falta de interés en la motivación de nuestra cultura, tanto de
autoridades, lo cual ha generado falta de interés en actores y la sociedad en
general.
Ahora más que nunca se hace necesario que todos
reflexionemos y nos revisemos. Según mi propio enfoque, se hace necesario que
figuras como: José Montero, José Lino Martínez, Piro Espinal, Reynaldo Sánchez,
Claritza Jiménez, Celeste García, Frank Mercado, Antonio Vásquez, Francis
Guerra, Jaimito, Manolo de la Rosa, Frank Guerra, julio Valentín, Carlos Vanderpool, Wilfredo
Deschamps, entre otros nuevos actores que han tomado principalía, solo por
mencionar algunos de los tantos culturologos que tenemos en este pueblo,
intervengan en la elaboración de ese producto que se llama arte y cultura.
Actualmente, tanto las fiestas patronales como el carnaval están en vía de
extinción, por lo que se hace necesario tomar las medidas de lugar para evitar
la desaparición.
Tuve en mis manos algunos brochoures de fiestas patronales y de carnaval
anteriores, así como también, me detuve a recordar cómo se realizaban estas
actividades. Era una fiesta que conectaba al pueblo con ese orgullo de marca
pueblo. Además, en los tiempos en que estas se celebraban, las adornaba toda
una programación de actividades culturales y de reforzamientos que cubrían todo
ese espacio de tiempo en conexidad con los verdaderos valores; tales como:
Charlas, Talleres de caretas, juegos populares, exposiciones de fotografía
relativa al corazón del pueblo, etc.
Con franqueza, si el carnaval, las fiestas patronales y las
manifestaciones culturales, no se le liberan y se deja que el pueblo sea su
propio manejador y protagonistas, es posible, como está sucediendo, que se
monten espectáculos pálidos, deslucidos y de mala calidad.
Esto porque, si bien es ciertos que se están desarrollando actividades
en este sentido, no están reuniendo ni atrayendo, ni turistas, ni público local,
pero, mucho menos grandes sorpresas de creatividad popular. Es decir, a nuestro
juicio, con la condición de mercenario que en los últimos años se evidencia,
respecto a los carnavaleros y gestores culturales, que se le quiere alquilar su
voluntad para que a última hora improvisen trajes y expresiones, que de fondo,
no están enalteciendo el orgullo que históricamente engalanaba a pueblo.
¡Todavía hay gran oportunidad de salvar nuestras fiestas culturales! Por lo
tanto, hago una exhortación a que los verdaderos actores y gestores culturales,
asuman la dirección y conducción de las mismas, porque de lo contrario, serán
escenarios de corrientes políticas imponer sus ideales en detrimento de la
originalidad y la verdadera y autentica manifestación cultual.
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