viernes, 6 de junio de 2014

Recordando al profesor Marino García

Por: Antonio Tavera Mejía

Honrosas condiciones humanas e intelectuales caracterizaban al eximio profesor Marino García. El aeda y conspicuo maestro de múltiples generaciones fue mi profesor por excelencia. Le conocí cuando a penas yo tenía 14 años y él estaba en el apogeo de su carrera magisterial. El digno profesor tenía unas características muy particulares, disfrutaba lo que hacía y su inclinación por la literatura era algo excepcional, intrínseco y de vocación. Amaba el campo con fascinación y constantemente hacía excursiones con los estudiantes para que estos conocieran algunas de nuestras peculiares características naturales y vernáculas. En Bonao ha muerto un gran ser humano. En su mundo filosófico y literario el profesor Marino García era una eminencia. Tenía un excepcional amor por la poesía y las bellas letras. Los pueblos, a veces, no saben apreciar lo que tienen y les dan importancia a otras cosas.

 De este destacado profesor se podían aprender una multiplicidad de conocimientos diferentes. El amor a su pueblo le hiso mantenerse aquí toda su vida y aportar en este lugar, de una u otra manera, sus vastos conocimientos. Creo que con este tipo de servidores públicos en la nación dominicana nunca se ha hecho justicia social verdadera, mucho menos con seres como él que era un apasionado con el “maravilloso mundo del saber” como decía Alberto Einstein. Este eminente esteta en el arte de la literatura no pudo publicar su basta producción literaria por la falta de valoración e incentivos que existen en esta región devastada por la corrección y la visión pobre que existe aquí sobre el valor que tienen en si misma la educación y la cultura en la vida de un pueblo para fines de convertirlo en un atractivo para un mundo que vive ansioso por conocer idiosincrasias diferente y modos de pensar autóctonos. Pienso que como compensación a su extensa labor magisterial en esta provincia una calle de Bonao debe llevar el nombre del profesor Marino García una escuela o cualquier otro monumento de importancia. Una de mis obras literaria está dedicada a él en sus dos ediciones y lo hice en vida como fiel testimonio y agradecimiento a su vasto servicio prestado a la comunidad nouelense, y el destacado liróforo valoro y disfruto tal dedicación, la cual fue hecha con gran afecto y gratitud. en este articulo propongo que la escuela que se construye en la actualidad en la calle Los Santos sector El Fundo lleve su nombre para que se perpetúe como impronta honorable su estela y para que conozcan más tarde otras culturas que aquí existió prácticamente un erudito  que a través de sus obras legadas puede enseñar mucho a la humanidad. Su amplia producción literaria debe ser estudiada y rescatada por que imprimió estética, sabiduría y profundidad a sus obras. 

Es mi opinión que en este medio debemos aprender a valorar nuestra gloria porque con ello honramos, realmente, lo que merece honra y así podremos transformar el actual derrotero de nuestra devastada sociedad. “Honrar honra”. Su obra literaria Crepúsculo habla mucho de su cultura amplia y de su inigualable sensibilidad como poeta. Este libro de versos delicados, publicado allá en la década de los años 70 y de contenido profundo debía reproducirse por una editora estatal por la familia eminente profesor, o por una institución de servicios comunitario con el fin de que las generaciones presente conozcan su enjundiosa y particular manera de ver la existencia lo cual hizo de manera poética. Su obra no debe pasar desapercibida.


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